domingo, 17 de junio de 2012

ALGUIEN MÁS QUE YO


Yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos, TODOS.  Sí, todos somos personas. Personas con sus diferencias, pensamientos, emociones. Con sus gustos, aficiones, ideales… Diferentes.
La diferencia entre todos y cada uno de nosotros, somos nosotros mismos. Porque es imposible pensar y actuar como otra persona, porque tú, eres tú. Todas estas diferencias, a veces más grandes que otras, son la causa de los conflictos que hoy día suceden en nuestro planeta. Claramente acompañado de otros factores (avaricia, engaño…)
Desde que nacemos hasta que morimos debemos ser libres, repito, debemos. En cuantiosas ocasiones la supresión de libertad de una persona en su vida viene dada por el lugar que nace y época. Pero en lugares más desarrollados como puede ser nuestro país, la libertad para una persona es “obligatoria”. Vamos creciendo, conociendo un poco más de vida y nuestro camino puede ser sencillo, sin complicaciones, pero a veces, hay piedras e incluso rocas que nos impiden el paso y eso puede cambiarnos completamente.
Con respecto a las diferencias de las personas solo hay una manera de establecer un control entre ellas y como ya sabemos, son las normas, leyes. ¿Supresión de nuestra libertad? No lo creo. Por eso han sido estudiadas y afirmadas. Las leyes, no las podría llamar supresión de libertad, pero sí que podría llamarlas límite. Porque en nuestro camino tiene que haber límites, puede que sin ellos hagamos daño a personas y entonces ¿Dónde está la libertad de esas víctimas?
Bien por circunstancias de la vida, por influencia familiar, social, ausencia de una base de educación, estos límites que nos marcan las leyes se puedan  pasar por alto. Sí, se incumplan, manipulen o pasen desapercibidas, llamémosle infligir la ley. Para estas infracciones existen una serie de “castigos”, consecuencias que conlleva la infracción.
Gracias a todos los especializados en justicia y similares, se pueden  establecer estas consecuencias. Pero realmente ¿Siempre son justas?  La polémica que puede llevar cada caso judicial puede ser infinito por (volvemos al principio) la diferencia entre las personas.
En casos de mayor gravedad se produce un internamiento en prisión, durante el tiempo que la justicia le haya otorgado. En casos de menor gravedad se imponen fianzas, en la que el acusado deberá pagar. En algunos países existe la cadena perpetua y la condena a muerte. Sobre todo la segunda, tiene un gran impacto en la sociedad, porque todas las personas que forman la justicia, como personas que son,  pueden llegar a equivocarse y producir la muerte de un acusado realmente inocente o por la sencilla razón de que se está incumpliendo uno de los derechos humanos, la vida. Una forma fácil y útil que veo, es la posibilidad de sentenciar al acusado con trabajos sociales, bien sean de limpieza, ayudas a personas mayores…
Otra gran polémica hoy día es la lentitud en los juzgados, que en los últimos seis años ha llegado a subir casi un 27%. Una denuncia, puede tardar años en procesarse y así que salga su respectivo juicio. ¿Pero qué solución se le podría poner? Quizás casos que no fueran llevados solo por jueces, aumentar las plazas para las duras oposiciones de estos… Cualquier solución sería buena para acelerar este problema que persiste en nuestro país.
Ahora bien, ¿Por qué no cumplir las leyes y evitar todos los problemas que conllevan sus infracciones? Es difícil, pero no imposible. Así que lo mejor es ser tú mismo, pero siempre teniendo en cuenta el, tú, él, vosotros y ellos, porque no somos únicos y la convivencia en este planeta no solo depende de unos cuantos.
 Intentemos no ser juzgados, será una buena señal.

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